AQUELLOS
que en los cuartos
circulares se encerraron
y gimieron hasta
silenciar sus ruidos
y luego partieron
y nunca más
volvieron a verse.
EL AMOR LOS REDIMA
desgarrados en la despedida
los que murieron
al quedar aislados
y después regresaron como bólidos
chorreando comprensión
justicia, perdón, ecuanimidad
y adulterio de rodillas.
DEBEN SER PERDONADOS
AQUELLOS
que discaron sus solitarias
porciones de tristeza
a lágrima viva y luego ultrajaron
el llanto
en algunos profundos cuartos
azules borrosos amarillentos
siempre con un decapitado final
trancando la única puerta de escape.
AQUELLOS
que exterminados de bruces
marchitos para siempre
hirvieron en su propio
cristalno y transpirado caldo glorioso.
TODOS SEAN PERDONADOS.
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