Nuestra sangre, nuestro vino
como gaviota morada,
llegarà sobre el viento de Pacìfico,
a la gran tierra cubana.
El vino que brindò Manuel Rodriguez,
el que en las claras noches de la patria
trazò en las venas relàmpagos violetas,
crepitarà como un potro
en los labios del guajiro.
Seràn las alas de la uva,
como palomas doradas
estallando en mil lagares
en tierra del Che Guevara.
Entonces,
Rancagua serà una manta generosa,
beberemos por Martì y por Balmaceda
y las copas seràn manos abiertas
sembrando nuestro canto de alegria.
El vino, como un trozo de sol
brincando en las botellas,
topacio de ilusiones y de sueños
serà un definitivo telegrama.
Brindaremos por Macedo y Recabarren,
siempre juntos Chile y Cuba,
vino-sangre, tierra y ron
miraremos la ebriedad de las estrellas.
Le daremos al mar justo destino
a la sangre su clara perspectiva;
La Cueva y el Son, como una hoguera
encenderàn praderas solidarias.
Porque Chile ha despertado a su destino,
y el pueblo se ha hecho dueño de la aurora
en una primavera que bendicen
las uvas de Doñihue y de Rancagua.
¡Patria o muerte! Diremos a la historia,
vino dulce, viajero florecido
que ha de llegar cantando hasta tus playas,
hermanando a Chilenos y Cubanos
II
BRINDIS
Claro vino, roja antorcha,
llevas a nuestros hermanos
trozos de viñas floridas
y copihues legendarios.
De las cobrizas laderas
de Rancagua hasta La Habana,
desde la patria del cobre
a la tierra de la caña.
Digamos salud con vino,
digamos ¡Salud Fidel!
Hoy nuestros pueblos se hermanan
y nuestros caldos estallan
en las bodegas cubanas.
Aqui en Chile, como en Cuba,
el pueblo por fin triunfò
ALCEMOS LA COPA AMERICANA
QUE EL HOMBRE NUEVO NACIO.
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