Entonces,
por aquèllos que somos
de la calle y del tiempo
cuando en el aire vuela
la distancia del ala,
viene la lluvia y cae
como un rio de asombro.
Amo la prolongada gota
de este rio que llueve
desde un cielo a la tarde.
Amo el agua que emerge, repetida
desde donde se ignora,
mientras por ella se alza
la calle al universo.
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