VII
A TODOS EN PENUMBRAS
DE DOLOR NOS DEJO
PENUMBRAS QUE AUN
PERDURAN.
DIFUSÌÒN DE TEXTOS DE POETAS CHILENOS DE TODOS LOS TIEMPOS, A CARGO DEL POETA RODRIGO VERDUGO.
VII
A TODOS EN PENUMBRAS
DE DOLOR NOS DEJO
PENUMBRAS QUE AUN
PERDURAN.
Y recuerdo que
alguien
murió
en
el Monte de Los Olivos,
ayer.
Dando vueltas y vueltas, me encontré conmigo
con la sonrisa única que brotaba de mis labios.
Mi error más mundano,
manejar la gracia y la desdicha.
Pensar que todo lo tuve
fuego en mis manos y hoy cenizas.
Me llamé Venus
y de tantos amores mal traídos
fui terrestre sin ser feliz.
El sol oscureció, veo una nube negra
desde ahí, me besas, abrazas
te vuelves transparente.
Recojo lágrimas, las vuelvo arena
recojo dolor, las vuelvo carbón
tizno de negro alma y corazón.
He pagado en cómodas cuotas tu muerte
de luto vestí mis días
a la ruleta rusa jugué mi suerte.
Te siento cuando vuelves
rasgando mi piel curtida
hurgando en las entrañas
buscas a la otra cría, que en ciernes quedo.
De ardientes fantasmas se llenan mis noches
no me juzgues, si en cada orgasmo que senti
estuviste ausente.
Miré a los ojos a Santiago
cada mañana, cada tarde.
Veo en sus ojos
caminantes distraídos
mirando al cielo, al suelo
como pensando que irá a pasar hoy.
Aprendí a descifrar con la mirada
los ojos de Santiago
vi lo más oscuro y lo más puro sin palabras
me miré frente a un espejo
y vi en mis ojos que soy igual a Santiago
soy parte de esta masa
que mira al cielo y al suelo
con mis ojos me vi los veo
y soy parte de la mirada de Santiago.
Tenia la sensación que volaba en el aire mi espíritu;
mientras el sueño me ganaba y distraía mi realidad.
Acabe por entender que la cordura que conoces
es el rasgo oculto de la locura
que siempre tuviste en mente.
El alma gélida
se me va
rescoldo adentro.
Por un agujero negro
que tengo en el zapato
se está escapando mi vida.
Por cuatro agujeros
en mi camisa raída
me ésta invadiendo la muerte.