Ya el viento viene a cubrir el amargado rostro de mi amor
nacido de la fragancia que han escondido los metálicos
sonidos de la maldad vivificada
pero este amor nacido nunca nació porque estuvo
desde antes de la vida
he venido a rasgar las piedras con este amor encadenado
por las distancias retardadas de la silvestría amorosa que
prometieron al comenzar el festejo
estas humedades que temblaron en algún rincón
aún se han quedado despiertas con el caer de la luz
sobre las venas torrenciales de mi amor
amor agigantado y durmiente que reclamaron
los más bellos destinos de los amontonados
en la salinidad de las esperas
así nació la piadosa mirada de la luz que robaron
aquella mañana maldita entre los doce candelabros
del amor.
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