Un millar de sabandijas habita mis caderas
toman sol
practican la
lujuria
se arrojan
flores a los ojos
y se obstinan
En alcanzar el predominio de mi sangre
Todavía
me parece mentira tanta perversidad
Si supieras
cuánto frío se apodera de mí leche
cuántos muertos emergen de mi silo
cuánta noche levanto en mi lamento
Y no lloro
sólo por
conservar la tradición
de mi soberbia.
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