La lluvia nuevamente
la lluvia frenética agitando su campana feroz
sobre el huno, entre los rododendros y las almas.
La lluvia clama, late, entre los recovecos
del poblado que aguarda
una mengua confortante.
Las horas pasan una a una
anudadas al tiempo del recuerdo
y es instante de compartir la sopa
para masticar cucharada a cucharada la nostalgia.
La lluvia insiste
y la sopa no alimenta
dentro de la piel que está prestada
ni un sonido, sólo la lluvia enfurecida
y las bocas
paladeando la saudade.
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