El acontecer diario era fàcil y agradable. Las horas
transcurrian al sol jugando a los naipes y cuidando de
las azaleas. El ùnico problema era què hacer con la
hermosa prima que està ahì, muerta, desde ya varios
dias. Su no presencia es dulce y acompañativa. Se
preocupan de ponerle sombrero en las mañanas y chaleco
por las tardes, y sus dìas son relajados y tranquilos.
No hay ningùn deseo de llevàrsela o menos aùn de enterrarla.
Cuando la sientan a la mesa, a la hora del tè, hasta
parece sonreìrle a las galletas de avena, que tanto le
gustan. Al pasar en auto la ponen en el asiento de
atràs, mirando por la ventana y su gran belleza resalta
desde lejos, enmmarcada por el vidrio cerrado.
Parece ser que ùltimamente les es màs dificil moverla
de su sillòn favorito, pues sus hombros y cintura han
empezado a florecer con manzanillones blancos de centro gris.
No hay comentarios:
Publicar un comentario