Madre, bájame al milagro del parto
para apagar esta luz que me hiere,
esta galería de sombras donde habito
y donde no encuentro sosiego.
Madre, regrésame al andén del vértigo y la espera.
Quiero ocultar estos dos cuchillos,
bajo la almohada de tus primero sueños
y esconderme del ruido de tu sombra.
Madre, devuélveme al gemido de la industria nocturna,
para que mis pasos no calcen en tus huellas.
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