Maestro. Te saludo.
En tus puños, canales de oro, pomos dorados.
Oro sobre oro.
DIFUSÌÒN DE TEXTOS DE POETAS CHILENOS DE TODOS LOS TIEMPOS, A CARGO DEL POETA RODRIGO VERDUGO.
Maestro. Te saludo.
En tus puños, canales de oro, pomos dorados.
Oro sobre oro.
Tijeritas de mi Madre,
más de oro que de acero,
siempre cortando el destino
y la tela del silencio.
La naturaleza, exorbitante y fiera
lanzó quejidos desde el fondo de la tierra
y surgieron ásperos, grotescos, dolorosos,
los enigmáticos amigos del sol.
Hube dolor, pues todo se fantasma.
Mi sangre resume océanos. Perdidamente
navegas -caminante- hacia tus huesos.
Y adentro el mar; de ola en ola se espuma
el siempre amar; el siempre más, el nunca
estaremos apacibles si hay las aguas,
vida mía.
retumbándonos
por una eternidad.
El mar,
un espejo lleno de papeles azules:
donde los barcos escriben para no
perderse.
Libertad
para los pasos sometidos
al cautiverio de los ecos.
LA TARDE ES LA VENDIMIADORA
de todos los crepúsculos.
Yo he visto lagares fecundos
repletos de soles maduros.
Sobre aquel dorso desolado de la orilla
el pie accede a la vertiente del verso.
al vestigio de su propia fragilidad.
...
lejos la vida desdobla su hilo más
tenue.
El mundo me acalló
con sus voces,
por eso dejé
que hablará mi alma.
Mi infancia y tú
son el estanque
donde mi corazón se va poblando
de pájaros y trigo,
de amaneceres blancos.
¿Podrías abrir
las puertas de aquel túnel
que lleva a mi infancia
y sentarte conmigo
es la rueda de las edades
girando hasta que caigamos
desmayados por el mareo?
Mi hijo dibuja garabatos en la pared
pequeños murciélagos
con patas enormes
y ojeras violetas.
Noviembre. Llovió anoche frio y fuerte.
Esta mañana hay un silencio de paraíso
terrenal.
antes de Adàn
El arte de esperar consiste
en no esperar de lo que esperas
hacer señales en el humo
como quien viene de vuelta
de todas las batallas.
El silencio tiene remordimientos
y arrebatado sobrevuela la noche
rayando de azul las paredes.
Ya no hay poetas suicidas
no existe amor a la muerte
nadie se siente mas solo cuando no piensa en ella.
Allá está mi casa
el sepulcro negro de mi madre.
Ocho puertas de cal
ladrando.
Me pierdo en la arena de tu cuerpo.
Me pierdo en las pupilas de tus ojos oscuros.
Siento la sinceridad de tu ser,
a través de tu Mirada.
Me pienso en la inmensidad de tu cielo.
Nado en tus aguas claras,
como sirena gozosa en el mar.
Entras en la profundidad de mi océano.
En la cavidad de mi alma de mujer.
Rozas tu cabello sin fronteras,
Provocando el éxtasis del amor.
Descanso en tu alma,
mientras recuperas el aliento.
Y me amas, con tu boca,
Con tus manos,
me cubres de besos como lluvia de estrellas
Y todo fluye,
Todo fluye.
En la historia de nuestro amor…
Para qué, seguir luchando
para qué tanto sufrir,
para qué seguir amando,
si al final hay que morir.
Cortado está el hilo
de los vasos que acercaban las palabras de tu hermano; a ti, que subías todas las noches a sus hombros y espiabas por la mirilla, buscando el secreto:
tu ojo vaciado ha de asomar desde el otro extremo.
¿Qué nombre te pongo vida mía,
Cuando ya muerta mi ilusión postrera
la abrí en mi corazón su tumba helada,
una noche llegó a mi cabecera
la misteriosa y pálida enlutada.
En el alma el vergel de los amores
Que tiene un cielo azul-la juventud
Allí luce la reina de las flores
Su corola de oro- la virtud.
Lejos allá...donde el trono se levanta
del invicto leòn, rey soberano
vive algo de mi ser, vive un hermano
que, como yo, sus sentimientos canta.
Las ciudades ocultan una ruina
los poemas
las personas
el lenguaje
algo anda mal en el respirar
un hombre junta aire
se infla
flota
desaparece entre las nubes
llueven sus palabras
el pavimento
amanece húmedo de ignominia
graniza
niñes estiran sus lenguas
eligen un golpe
crecen hasta tomar aire
flotar
lanzarse desde rascacielos
algo no sale dentro de lo esperado
la ciudad se reinicia
con los mismos árboles cansados
hubo un año
dicen
donde pudimos oler la arena
y una mujer se descascaraba en el café de la plaza
tomaba aire colorido
para inflarse
desaparecer
algo se pudre
las paredes avisan con su blancura
la rueda del padecer marca otra vez
es hora de correr
y las palabras toman aire
flotan llueven
nos golpean en las grietas
el rostro la ciudad
muestra su ruina dorada
en silencio
tomamos pedruscos con el tajo dorsal
nos dejamos caer
La viajera
deberá enfrentarse
al viejo tema
de lo invisible.
Bajo la sombra azul de un ciruelo en flor
un perro aparentemente zurdo
traza un arco en el espacio
con una de sus extremidades.
Ya no estará cautivo mi rostro,
ni mi pie, ni mi acento
girará por el aire como giran los vientos
como van por la tierra vagando las fragancias
recorriendo las playas lejanas de mi infancia...
Cuando no existía un nadie
que escribiera
lo que yo hubiese querido escribir
no, lo que me escribieran.
Hoy humanizare mi mesa
y no partiré el pan
con un cuchillo.
II
Fue en una noche
La noche de las noches,
En el silencio de los tiempos,
En lo insondable de los tiempos,
En que hice una oración por ti. Palestina.
Por tu libertad y la de los nuestros.
Ya todo tu eres delirio, en las calles todos tienen tu rostro, pero ninguno eres tú.
Te hablo al oido un oido lejano como miles de palomas mensajeras posadas sobre tu cabeza sin rumbo.
Me desdoblo entre tantas para alcanzarte, y me doblego
al destino ciego de no saberte, y asi me abandono, de gritos enmudecidos.
El cielo me ofrenda su condena, el infierno me redime, mientras tu en mi siempre serás feroz permanencia.
11 de septiembre, unos lloran en el Sur y otros en el Norte.
Miles de espectros circulan entre el aire y la tierra, sin entender,
Llaman a sus amores, hijos, padres y amigos,
Vivos y muertos se buscan entre inconsolables ruinas,
de cuartel en cuartel, de prisión en prisión, bajo el polvo del desastre,
bajo el terror.
Buscan y buscan sin encontrarse:
¿Donde están? ¿Quienes eran?
11 de septiembre, unos lloran en el Sur otros en el Norte.
Unos aviones por allá, otros por acá
¡Fuego, explosión, y sangre!
Los verdugos deleitan sus obras con macabro esplendor,
Suavidad y exactitud en el gesto,
La cirugia del horror!,
Sádica alegria descuartizando cuerpos y los mimetizan en el tiempo:
¿Donde están? ¿Quienes eran?
11 de septiembre, unos lloran en el Sur, y otros en el Norte.
Velas y flores extendidas
Cuerpos perdidos, cuerpos encendidos, cuerpos sin nombre, cuerpos desaparecidos,
"Recogimiento",
Manos sencillas, ojos abiertos en la intimidad de aquel dia:
Pueblos de las Gemelas: ¿Quienes erán?
Pueblo de agua y cordillera: ¿Donde están?
11 de septiembre, unos murieron en el Sur y otros en el Norte.
Quiero desentrañar tu tibieza
deshilar tu inconsciente madurez
promover continuamente
mis sendas en tus labios.
Recorrer sin tiempo
las brisas de tu parpadeo
desatar simplemente
rimas silvestres de quererte.
Destilar mis dedos en tus manos
forjar mustios precedentes
mojarlos y rescatar melodias.
Prorrogar indefinidamente
tu eco indomable
y la prosperidad de quererte.
Aunque tambièn quiero
desandar las letras cantadas
desatender la sed de verte
y silenciar los latidos de hallarte.
Pero estass ideas se disuelven
voladas por tu viento invisible
inquietos prevalecen los latidos
florecen de semillas inmortales
desde el fondo de la calma
la sed se aprovecha
y se me parten las ganas de quererte.
“Tampoco soy la persona indicada para hablarle de América Latina y el mundo porque vivo encerrado y veo muy poca gente y no tengo mucha información que darle, más bien necesito que se me informe. Veo muy poca gente, pero reciba mi cariñoso saludo”.
Ernesto Cardenal.
I
Fue julio, 2019
poco antes de que la muerte lo llamara,
sé muy bien que no hay horario para embarcarse
ni para golpear la puerta
como lo hacen los poetas impacientes.
Yo ahí estuve en la espera
aterricé días antes del aniversario
del triunfo de la Revolución Sandinista.
Con el alma de guerrillero sin revolución.
Salí del aeropuerto de Managua
mojado de sudor y de no saber qué iba a suceder después.
Mis maletas sostenían el peso de la fuga
nadie me espera.
Llamo a Gloria Gabuardi, secretaria del Festival,
Me dice: ‘espera ahí vamos en camino’.
II
Al otro día, Ernesto Cardenal en casa,
camisa blanca, pantalones cortos y un cintillo en la cabeza.
Sentado a la diestra de lo que fue un día Managua,
Solentiname es su paraíso, yo lo saqué de él por unos días
traía consigo una oración traducida al idioma de las estrellas.
III
Me alojo en el hotel: Rubén Darío
duermo en un verso casi azul
entre sabanas vacías sin el nombre de las musas.
Después del desayuno en el Café de los Poetas
me pasa recoge Luz Marina Acosta,
amiga y secretaria personal de Cardenal.
Llegamos a la casa; yo, como naufrago respirando hondo en la puerta,
más bien en la orilla de un muelle de emociones
ahí estoy casi al costado de una estrella caída al lago
soy puñado de polvo
versos aguados por la larga espera.
Mis manos frías de no abrazar a nadie en el camino
ahí está sentado en su sillón
preguntándose versos de espacio, estrellas y ciencia.
Su escritorio iluminado por una lámpara ahogada de libros
en el medio la máquina de escribir con papeles
que rezan oraciones de luna a la diestra del sueño,
no sé si del Dios de Solentiname o de aquel que lo castigó.
Cardenal bendice cada día en el hambre del hambre el pan que nos oprime.
Yo creo en la bendición de su presencia de santo, pastor de ovejas sin tierra,
más bien lleno de miseria
pastando sin pasto, versos de la revolución abandonada
palabras que no salen/no aparecen
en la elocuencia del encuentro.
(Soy lo que pude ser después de la tortura/ un sobreviviente en el amor herido).
Confesión para una conversación inconclusa
Nunca imaginé llegar hasta la Nicaragua Sandinista
y leer versos de mi libro: Cuando fui Clandestino
Nunca imaginé llegar a la bahía: Salvador Allende
Y saludar al compañero presidente con un mitin
de versos, banderas y libros que no he vuelto a leer.
Don Ernesto me dice hasta mañana poeta, me sugiere:
otro día, leo sus labios como un verso antiguo
‘Escucha mi protesta/Porque no eres tú un Dios amigo de los dictadores’
Doy las gracias, recordé estos versos por allá en las calles del Chile de 1980.
Disloqué mi mente
pensando en ti;
estaba en juego ir al centro
o estar en el área penal.
Que largo es el camino de tus manos
artesanas del amor y la caricias
sin pudores ellas recorren mi cuerpo
y se empuñan cuando algo las irrita.
Que dulce cuando cojes la guitarra
y acaricias a tu hijos tan amados
son obreras del telar de cada dià
y arquitectas de este mundo que formamos.
Madre,
mirada de lluvia silenciosa
de amplia sonrisa
grises aires pisotean
tus rizos canos
acarician mi santuario
añoras al àngel de la muerte
sentada a la puerta
quieres pertenecer
a esa luz.
Madre de ventanales celestiales
querías verlo todo
y no viste nada.
En esta mesa tan llena de nada
mi taza de café
lentamente se enfriá
mientras bebo
cada gota de silencio.
Y a través de mi puerta entre abierta
entra la noche
para casarse con mi mano
perdida, en esta mesa tan vacía.
Recuerdo que cuando perdí la memoria
comia cerezas cada vez que venias
no sè si tù me las traias.
O yo creyendo que comià cerezas
sòlo comia limones en mi soledad.
ÁCIDOS COMO TU DROGA
REENCARNADO COMO EL MITO.
pero igual se me hacia agua la boca.
Caminamos el ochenta pasados
cayendo espejos con pájaros al mar
única suave observamos.
Procurándose pasados centelleos
caminamos incesante
seiscientos con suaves otros
Pájaros cadencia caminamos el paisaje
màstiles el el suave los barcos amurraco
que banquete de picada
Procurándose centelleo
banquete experimentar mastiles
pájaros están el única olas de puerto.
Del parque en la verde fonda,
la noche una cortesana,
se revuelca en el silencio
por el viento galopada.
MADRE, te he buscado
por las oscuras y nudosas,
raices del tiempo,
en los lares ancestrales,
la espuma del aire,
ha traido
la reminiscencia de tu voz
de plata.
Tal vez sea porque me estoy poniendo viejo
que me quedo mirando el fuego de la chimenea
y giro las brasas con un fierro.
Tengo ganas de escribir
sobre las primeras cosas que recuerdo:
Las crecidas del rio Mapocho
el cementerio cubierto de niebla en un dia domingo,
el "viejo del saco" arrastrando su carretòn,
las enormes pinturas de hadas en un libro de cuentos,
los juegos infantiles (donde se podia llegar a se un héroe),
sobre un mueble macizo la vieja foto
de las jòvenes tias disfrazadas de odaliscas,
mi abuelo roncando por los adoquinos
en un dia lluvioso,
mi perro vuelto loco por los fuegos artificiales
en un año nuevo,
los brazos firmes de mi madre
y su vestido verde
la senssaciòn de que el mundo
era de los gigantes
y que uno podia encontrar
un anillo para hacerse invisible.
I
En la alta noche los avioness vuelan como a regañadientes,
sus motores son un lento alarido en la distancia,
los aviones naufragan en el cielo
se duermen dando tumbos en las nubes.
La lluvia de julio acuna
a un niño que duerme,
acompasado por un tambor màgico
y hùmedo
que estalla
ritmicamente
esparciendo
sonoridad de ancestrales palabras.
Durante el dia..
agitada feliz... sentimientos
emociones, cosas.
.
Quisiera ser vendedora
vendedora de poemass
vender ilusiones para el amor,
essperanzas para los sueños,
remedios para las penas.
Venderia para el amor;
las mil noches màs bellas,
tres jardines de rosas,
siete sacos de estrellas.
Un día vi tus ojos y me fundí en tu mirada
tus manos me tomaron y me senti desvanecer
tuss palabras me rozaron y me senti mujer.
Un dia vi tu sonrisa y creciò mi esperanza
creciò como una flor, la cual se marchitò
un día salió el sol y hoy llegó el atardecer...
Tengo aun abrazo aguantado, sabes
de esos en que una llega a sentir
los latidos amigos,
de esos que se prolongan
hasta que los contactos
se humedecen.
Palabras, son sòlo palabras
el hombre dice, declara
juzga, manda
dice que ama.
Tantas cosas dice el hombre
tantas cosas vagas
dice que vive, crece
luego muere, todo se acaba.
Si pudiera decir algo de ti
diria que llevas en ti la oscuridad
salo rostros ocultos y silenciosos
perdidos en el infinito
de tu luminosidad oculta.
Imagino tu interior solo
inexpugnablemente triste,
oscuro, ambiguo.
Tus ojos humedos
me invitan a acercarme
llego a ti y me cuesta verte triste.
Calma un instante
tus angustias locas
pobre corazòn mio
si sientes que te oprime
el hondo frio
de las nieves eternas
y las rocas.
I
Debe existir
una mentira
mejor, nacida
del inconsciente.
Oh piedra desgastada
en profundo pozo,
quiebra la imagen
en millares de fragmentos.
Cada uno de estos espejos
son figuras de nueva vida.
II
Si estoy triste.
Mi mundo ess triste.
Cada uno cria sus esperanzas
y la alimenta hasta que mueren
tarde o temprano.
Què importa.
Cuántas veces que querido morir y no me
decido hacerlo, porque no podría soportar
la idea de sentirme culpable por la muerte
de alaguen, meno la mía.
VI
Todo el alcohol de tu cabeza me reconoce
soy la versión americana de todos tus sueños
el intento último
la frontera permeable de cada sudor congelado
todos tus nervios se recogen
buscan su norte
antes de lo previsto
desde la frágil distancia de nuestras bocas
Santiago
el de Chile
resucita una vez màs
bajo la dura magia de este amor
simplemente porque soy
la versión americana de todos tus sueños.
Cae el telón de aquel teatro
los espectadores vieron la película:
los actores, las actrices que intervinieron.
las salas quedan vacías, desiertas.
el publico ha huido
Luego del ojo,
eròtico,
borde de locura que ella
apuntando con sus armas
me obligó a que la llevara.
El dolor permanece
se sienta junto a la cama
y de vez en cuando nos guiña un ojo.
El dolor nos susurra una canción
se desnuda lentamente y
yace largas horas sobre nuestro pecho
se queda allí
tatuando su presencia.
Camina por la cuerda sin fin
ni red que la sostenga
abismo inhabitual
el respetable se encoge de hombros
sin poder llevarse las manos a
los ojos
las manos atadas a la espalda
le impiden moverse.
Continuamente volvíamos a las andadas.
Comprábamos
un ramo de estaciones
y una que otra palabra de otoño,
y nos íbamos al cementerio
a vestir las tumbas
con ligeras limosnas de recuerdos.
Seducido por la luna el niño sin temor
de las sombras
recorre el largo corredor.
Ahora inútilmente buscas razones.
El nombre de la noche es una ausencia
si supieras no seria ese niño.
Si, enséñame como a San Francisco
a hacer amistad con el dolor.
En la orilla milimètrica de la nada
que separa el mar del cielo,
te encontramos.
1. Veo letras sobre hojas dobladas.
Lapices dejando testimonios imborrables.
Frutos agusanados. Monstruos con colas de cerdo
entrando y saliendo de las aulas.
El bosque ocultaba
el dios de los árboles
y la sonrisa amable de la luz
y su paciencia
no dejaba ver
sus raíces eternas.
Uno de mis errores
fue creer que todos éramos hermanos.
Existes como flor insólita
sin comienzos próximos o remotos.
Eres germen de mundo.
Grito no esbozado.
Palabra que los labios no articularon.
A pie va el sol
desnudo sobre el mar de manchas
hacia atrás su crimen mira sus túnicas
pierde el juicio de su culpa
y la tierra manumitida
sube al ras y se agolpa
ante la noche
en el aire pordiosero.
Me gustan las noches si son tempestuosas
con truenos y rayos, y viento que ruja
con ecos de llantos, con voces rabiosas
con algo del diablo, con algo de bruja.
Saber apenas distinguir
escombros en la noche
a la luz de una vela
que cede triste por
el angosto camino de la memoria.
Soy altivo
no acepto la tutela de los hombres
ni las leyes
vivo libre
sin bajar mi frente a nadie
ni a los hombres hechos reyes
pues ley tengo
la conciencia y como juez sólo a Dios
y obedezco
solamente al supremo con altivez de mi voz.
Soy altivo
como el águila salvaje de las nieves.
Las sombras del silencio
vinieron a mi alma
y expresaron gratitud
por el momento.
Y yo no era nada.
El silencio y sus sombras
la gratitud y el momento
no dijeron nada.
Nada era neblina
con sombras de silencio
y miradas.
Los sueños con su raíz en el tiempo,
¿como llevarlos siempre?.
¿como hacerlos tan sólidos
para sustraerlos del tiempo?.
El ocio,
es mi hipótesis de trabajo.
Rodeados por la quietud de la noche
caminábamos taciturnos
por las calles vacías.
Te sentía al lado mio
mas al mismo tiempo te ignoraba
me sentía al lado tuyo
y al instante me marchaba.
Me encerraba en pensamientos
caminaba...temblaba
reaccionaba de pronto
y a tu lado continuaba
para seguirte escuchando
sin yo musitar palabras.
Y asi la monotonía
se repetía, no variaba.
Caminamos, avanzamos,
sin llegar a nada,
solo a un gran silencio
lleno de palabras.
¿Donde te he visto
pensé mirándome al espejo?.
Felices los que lloran
porque recibirán consuelo
tu hermano esta muerto
y ha vuelto a la vida
estaba perdido
y ha sido encontrado.
Un pais triste
desollado en heridas
(craquelado,
fragmentado)
no deja de soñar pesadillas
con el mar en la montaña
aloja tantos muertos
que cuelgan, penden de un hilo
no caben en la fosa común
tendidos los cuerpos con perros de ropa.
La misma que habita el jardin perdura en los movimientos,
parece no dormir,
y ha cerrado los ojos nuevamente.
Sostiene la continuidad de los restos en la corteza.
TOCA EL SUELO CON LAS MANOS.
a.- este poema nada puede resolver / – adentro del poema la muerte se consume / ya, dilo de nuevo, el porcentaje de pureza mezclado con un poco de sol, con un poco de hambre : // todo acaba aquí y de pronto no,
– un nuevo servidor, un poema electrónico, un mesías – poema bajando desde el cielo – sólo los elegidos contemplan su propia destrucción – no, en serio, este poema nada puede resolver /
b.- este poema abandona al mundo / deja el charquito – llaga / deja la boca adormecida / deja la nieve sobre la noche : este poema coma dos puntos a continuación :
b.1.- es romper la boca es romper la boca es romper la boca con los dientes
b.2.- una pantalla líquida naciendo sobre un campo soleado
b.3.- acabar con el cuerpo acabar con el cuerpo acabar con el cuerpo es acabar con la materialidad del poema y llevarlo al límite
b.3.1.- el poema versus la carne versus la sangre pierde consistencia / dejar caer la sangre / romper la sangre y el poema / y dejar todo aquí entre los vivos / una nueva dirección en un archivo de baja calidad /
todo acaba aquí,
todo acaba aquí poema / nada puedes resolver / : y de pronto no : y de pronto un charquito de agua, de piedra : todo es mentira, poema – y entonces qué? y entonces cómo?
Te sabes como un girasol,
el sol, tu imàn de luz.
Tengo una certeza
quiero convertirme en ese sol,
adormeciendo tu vida
y alimentando tus verdores.
Cuando estos pechos caigan
como nidos de oropéndolas
y la iguana lo logre ya trepar la copa del aromo
volveremos a encontrarnos
en la raíz del árbol
donde todo comienza.
Cuando los muchachos de la PH
llegaron a la casa del mono
en el barrio había un silencio de tumba.
Hoy
vivimos en tres meses
precio contado
nuevo avance
hacia el futuro
es en efectivo
o en 12 cuotas
repactadas
nuestro avance
es negociado.
Los muertos del Cementerio Catòlico
escriben cartas para los meses que vienen
anticipando nacimientos,
los días que se adelantará el despeñadero de las hojas
cuantas lagrimas recorrerán los pálidos canales de las yemas
cuantas veces se embriagará el sol en el portal de Huenteyao.
Si tu refrigerador fuese la Región de los lagos
entonces ese litro de leche seria tu vaquita.
Nada màs que a ti te costó novecientos.
Al campesino que la ordeñó
le pagaron cien.
Los ochocientos pesos que están entremedio:
la verdadera magia del sur.
De pronto la noche te trae, te trae enfrente
con el azul oscuro combina tu vestido de estrellas,
mis ojos vacíos no te creen, no me muevo a buscarte
pero estas allí, con la noche.
De pronto en mi desorden te veo,
la noche se distancia y no te alcanzo con palabras,
si corro se me desarma el camino nocturno
y caigo de rodillas, llorando frente al alba.
La noche es màs fría y te tengo frente a mis labios
pero no me veo, soy un cazador sin lanza.
Observo que sonríes y te confundes con la noche
dando en mi vida, a la muerte la alabanza.
Entonces prefiero sentirte desde lejos
mientras te dibujas en esta noche calma.
Te he mirado en esta noche que te trajo
y te he perdido nuevamente en mi alma.
Él, mantiene sus alas tras de sí,
elevadas un poco,
y, como si tuviera cintura, gira,
bailando gira y saltando gira sobre sí,
mientras sube y baja andando entre las ramas
y dice en distintos tonos:
güisch, Güisch, güisch, Güisch.
Mientras la gorrión,
con la que comparte el árbol,
inmutable, en una rama quieta,
al ver que él se acerca, le grita
corriéndolo: shiu, Shiu, shiu.
Él, alegre y tenaz,
sigue girando, bailando y saltando
entre las ramas.
La corteja.
Ella, muy molesta al ver que el gorrión
se acerca más y más,
le lanza picotazos a sus alas bailarinas
-a veces lo alcanza, otras no-
y ella le grita más fuerte: Shiu, shiu, Shiu.
Él no se inmuta, y sigue contento,
bailando y girando sobre sí,
y cantando entre las ramas sigue:
Güisch, güisch, Güisch, güisch.
Entonces algunos días después
durante una mañana
salgo al patio a ver si llegó el gas que pedí
y de reojo, en el mismo árbol,
veo que ambos gorriones ya dialogan -cómplices- Amor.
Golondrina, extendidas sus alas de mariposa, se cruza en el aire
volando de pecho blanco erguido, entre el árbol de ellos y yo,
y entonces parece que el ser de los cincos se une en la Vida.
Y todo es Otro: los mismos colores distintos:
en vez del cielo azul, el negro teñido del escarlata.
¿Será el mismo Tiempo, ahora visto desde ellos y su amor? Quién sabrá…
La golondrina canta la escena -poesía del instante-
(Pero ¿Qué agregan las golondrinas con su suave trisar,
que desde su pecho blanco viene?...).
Y nuestras acciones se cruzan y nos comprendemos,
aún distantes, por un momento
posibles de vernos cercanos e inocentes.