martes, 1 de enero de 2013

JUAN LANZA/ QUINTETO II

En las atormentadas planicies de pardos vegetales
no se levanta un àrbol de mayor altura,
no florece una flor de minimos colores,
porque no hay raìces que ahonden y ahoguen su camino,
la reptante lìnea que prosigue los externos esplendores,
ocultas, como los màgicos poderes de una leyenda antigua,
y un niño leyendo como oraciòn en la tarde.

Las totales iras se vuelven a mi reforzadas
como un dios que ha creado las cosas para si
y las disuelve dentro, en la absoluta nada de un inmenso tiempo,
de un transcurso de espacios infinitos.

Porque ¿de dònde y adònde ese trabajar continuo
de los materiales tàlamos, de los nupciales vuelcos?
¿de la noche y el dia?
terminando sin descando un sonoro suceder de estrellas mirando
hacia abajo;
de oscuros, espesos, vivientes organismos floreciendo
a la altura: siempre, siempre,
pero yo, ¿dònde estoy?,
¿de què vive el hombre?

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