Amiga: el exorcismo doliente de tu mano
ha roto los altares de mi culto profano.
Los ídolos-la Muerte y el Amor-han caído
de bruces en la huesa sin fondo de mi olvido.
Las llamas de los cirios-sangre de mis angustias
se han deshojado lánguidas como las rosas mustias. .
El cáliz encharcado por mi boca sensual!
se ha deshecho a mis plantas con gritos de cristal.
Tu mirar-flor de luna-mi templo ha iluminado
y ha ahuyentado a los negros fantasmas del Pecado.
El maternal arrullo de tus palabras suaves
ha puesto un soplo de primavera en las naves.
Y ante el conjuro mágico de tu mano de armiño
mi yo se ha estremecido como si fuera un niño.
Y en sus telarañados sarcófagos abiertos
han sonreído los labios marchitos de mis muertos.
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