I
He visto el lago Asfaltites. Y es el día, como una losa de plomo, sin epitafio, y por la noche, una noche sin firmamento.
II
Y me lo he imaginado, cuando era viviente mar, y en su superficie se formaba la borrasca y la tempestad en su fondo.
III
Después fue haciéndose en sus profundidades la calma; pero en los bordes todavía rizábanse las olas.
IV
Hasta que un día, o acaso una noche, se durmió, para no despertarse, el Mar Muerto.
V
Y yo he pensado en el amor de mi adolescencia, mi primer amor, en mis amores de hombre y en mi olvido de ahora. Y una impalpable ceniza se ha cernido sobre la lápida de plomo de mi corazón, donde no hay ningún epitafio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario