sábado, 5 de enero de 2013

JULIO SOTOMAYOR/ IMPREVISTO DELICIOSO O EL DOLORIDO SOMBRERO DE MI SEÑORA

Como un salvaje presiente sus propòsitos a un pedernal de mis cenizas;
y asi la niña que persigue sus caricias sobre una flauta de humos,
deslizando su sonido, muy sonido
en pequeñas locomotoras de flor y cielo.
!todos los detalles de la jornada en los siglos de su gorra!
Estos gorjeos debutantes son el ùltimo suspiro volando amèricas.
Dentro del minuto, dormido de pie, el pie puesto en su puesto,
señora mi señora.
Bajo la palma gris de tu mano nacen los hongos enanos
y se vuelve a mendigar la lluvia que se desnuda sobre tu cuerpo
de perdidas hojas.
Mirad el camello, del espacio que mide su estrella de aguas,
aguas, mis aguas;señora, mi señora.
Negros choferes alrededor, gesticulan cumplimientos a los
àrboles del tiempo atràs;
mi corazòn se acerca a esta muralla de angustia;
vela en el moro casto del oriente
por una de estas maravillosas lineas guardadora de la defensa de las torres;
pues, como el pez enemigo, tù àngel traiciona mi sangre de sueños.
Mi mano se aleja de esta muralla dolente
como se queda tu mano que protege los ojos de la ciudad perdida;
como se queda la mano sin espada.
La casa del dìa en el fonde de una pequeña moneda.
Como caen sobre los pètalos de los ciegos
los dedos de la lluvia en tu cuerpo, ciego desnudo seno.
Tres noches vivo en un cine kodak por simplicidad.
Tres noches vivo en casas movibles
con tu kepi atravesado de memorias frescas mi niña.
Tu mirar de cielo tragando peces al precio de soñar;
luego, los àrboles estàn a ti como vestidos de fiestas
y con aquel ojo de film hace nieves.
Refugiada en tu caleidoscopio protector, instalas tus secretos
de entonces
aliviados con la acciòn del viento
con el movimiento de los tranvias ente las ramas
señora, mi señora,
¡ay! tras las miradas de las niñas se supone una sonrisa a la
piedra.

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