viernes, 4 de enero de 2013

JUAN DURAN/ ARROGANCIAS

Escucha, Princesa, yo te quiero por eso,
pues son tus ojos vagos remedos del azul,
y tus labios aroman la tentación y el rezo
y eres nerviosa como parpadeos de luz.

Es por eso, Princesa: eres carne y ensueño
la novia deseada que forjaba el Poeta,
y es tu cuerpo tierra, tu espíritu risueño,
de ideales quiméricos, enfermo de fiesta.

Yo no miro la sangre que corre por tus venas
porque mi extirpe es regia de tiempos de Quijano.
No conozco mi historia pero siento a las Penas,
empuj arme en conquista de blasones perdidos
y yo quiero, Princesa, llevarte de la mano,
porque tus labios tienen mi capricho escondido.

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