Cansadamente Agosto desvanece
en las pausadas andas de una incierta
llovizna que acaricia y enriquece
con huidizos susurros sucesivos,
el arrebato endeleble y sorpresivo
de almendros y ciruelos de la huerta.
Y en ese mundo donde nada es mucho
los cercos de mis limites decrecen
las vallas ùltimas desaparecen,
e inaudible, inefable, a Ti te escucho.
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