lunes, 7 de enero de 2013

LUIS ROJAS GALLARDO/ LA VENGANZA DEL SOL

Un pequeño ramos de violetas que agoniza desde anoche sobre la portada de un libro
de Luis Roberto Boza, ha sido sacudido por un largo temblor de vida.
Es que como una sutìlisima tizona de oro, un rayo de sol ha atravezado los cristales de
la ventana de mi cuarto y acaba de posar, sobre èl, su tibia caricia.
Las cosas han alzado la cabeza, sorprendidas,
y al ver al rubio intruso le han sonreido cariñosamente,como a un antiguo desconocido.
La ronda de las horas continùa filtràndose a travès de todo y haciendo estallar las burbujas de los acontecimientos.
Y el rayo de sol se ha tornado en una marea de oro que sube y sube hasta enredar
sus rubias espumas en mi almohada y en mi cabellera.

He cerrado los ojos y le he oido decir:

Aqui estoy de nuevo. No he podido llegarme hasta vosotros, desde varias vueltas
de la tierra, porque una doble capa de niebla ocultaba este rincòn. Creo que las nubes han llorado sobre los campos y los montes, porque he hallado cargado de gotas los calices de las flores recièn abiertas y he hallado nuevos picachos cubiertos de nieve en las montañas.
Pero estoy aqui !mis pobres cachivaches!a quienes ha amurallado, en su desmantelado cuchitril, ese imbècil que duerme sin que le importe mi llegada.(lo decìa por mi).
Pero no estàis contentos de mi ¿verdad? Jamàs he olvidado la promesa:
"Siempre que me sea permitido os traerè mi oro cargado con la vida de allà afuera..."
¡Cuanto tiempo sin venir! !Estarèis entumecidos!...¡Por las noches os habra ahogado
màs que nunca la sombra!...¡Pobrecitos!

Como os decia, las montañas se han blanqueado extraordinariamente. Cuando paso por
las cumbres, dispersando los ùltimos jirones de niebla, parece que de cada mole
van asaltar chispas...¡Tanto brillan!
En la selva ha habido una fiesta por mi llegada
¡Cuàntas alitas se han abierto como abanico para recibir mis besos!
Los àrboles han sacudido su cabellera verde y brillante
y han llorado millones de gotitas de agua sobre la tierra.
¡Era de contento! ¡Si los hubieseis visto, estirando cuanto podìan sus
brazos mùltiples y levantando las frentes para que los entibiase mi cuerpo! ¡Me da
tanto placer cuando paso entre ellos!...
¡Y en los jardines!...Desde lèjos percibìa el inusitado movimiento
de hojitas...¡"Ya viene"! ¡He fecundado mil millares de flores esta mañana!
El mar estaba hosco y sombrìo cuando lleguè a èl, pero luego sus olas
tuvieron relampaguèos de fuego y ahora le tiene completamente
poseido una convulsiva risa de oro.
Los pescadores, desde la playa o desde sus barcas, me han saludado
quitàndose la gorra y yo he vaciado mucha vida
en sus hondas pupilas...
Los grandes barcos se han inclinado ceremoniosamente a mi llegada
y se han mecido con voluptuosidad mientras prendia en sus altos màstiles
mi gallardete de fulgores.
¡Pero las ciudades!...¡Como me molesta llegar a ellas!
Apenas asomo por entre las grietas de las madrigueras de los hombres
saltan de sus lechos buscando nuevas armas con que herirse entre sì...
La verdad; me da asco iluminar tanta miseria, tanta ruindad!
Cuando vuelvo por las tardes a mis montañas de hidrògeno inflamado,
en el corazòn del sol, voy manchado con el lodo de las ciudades!
Creedme: Llegò hasta aqui, sòlo porque entre tanta escorìa, hay algunas
almitas blancas que lloran de ternura cuando las beso.
La mayoria no me toma en consideraciòn, soy para ellos una cosa enteramente vulgar
Esta despreciable criatura es uno de esos (lo decia por mi).
Vedle como duerme. Pero yo tomare el desquite.

Y desprendiendo de si, un millòn de saetas, me las clavò en la nuca.
¡Y me he levantado con el cerebro lleno de sol!




No hay comentarios:

Publicar un comentario