martes, 1 de enero de 2013

OSCAR LANAS/ CANCIÒN DEL NAVINATO (FRAGMENTO)

¡Yo he nacido en el Mar...!
Yo he nacido en el Mar
y en un claro día de Primavera!
Los Hombres, siempre nacen en seguro solar;
yo, he nacido en un barco... lejos de la ribera!

Un marinero viejo, al irme a bautizar
-dicen...- ungió mis labios con el agua salobre
y yo, frente a la Vida, poniéndome a pensar
no siento la amargura de haber nacido pobre,
porque nací en el Mar;
porque nací en el Mar...!
Mis pulmones llenáronse con esencia salina
y el viento en mis oídos forjó un caracol,
una nube, fantástica me sirvió de Madrina
y de Padrino: ¡El Sol!

Hubo fiestas a bordo. Fuegos artificiales
de fantasmagorías
debajo de mi cuna.
Los Truenos, descargaron gruesas artillerías;
de oro, era el farol chinesco de la Luna
y de plata, la bandeja del agua, llena de pedrerías!

¿Que más honor? ¿Que Príncipe tuvo lo que yo tuve?
Naciendo en cuna de oro jamás podrán contar,
con el nevado Alcázar que yo tengo en la Nube,
ni la vasta comarca que poseo en el Mar...!

¡Soy Hijo del Océano! Lo amo, como él me quiere.
¡Mi espíritu es el alma de su armónium profundo!
(A veces, manso y suave, cual la ola que muere,
y otras veces, cual Tromba de empuje furibundo...).

Soy único heredero del amplio Mar sonoro
¡Que de riquezas guardo bajo su espeso tul!
Per yo sé la clave de sus puertas de oro,
pues soy un pensamiento de su cerebro Azul!

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