jueves, 10 de enero de 2013

MARJORIE AGOSIN/ MENSES

Me persigue
la sangre de los trece años cumplidos
que atrapó el ruido fugaz de mis ingles.
Desde entonces,
me supe finalizada,
prohibida en un quehacer de lunas mortuorias.
Fui encierro de trinidades,
en el ruedo de la falda,
en el corpiño de senos imaginarios.
Desde entonces me supe
enferma y me enseñaron
a no ser desnuda
en las puertas del sol
y en los días de sangre.

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