Tu sueño sin contornos,como el ave maestra
que se posa sobre el crepùsculo de los pueblos.
Nuestros cuerpos tendidos sobre la nada
en catedrales de sal,
bebiendo tu aliento: dios de las tinieblas,
con la sed insaciable de mis labios blancos
hundidos en el hueco acerado de los tiempos.
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