El habitante de la calle
programò su trabajo con un raro cronograma.
Una hora metido en un restoràn
corrompiendo si estòmago
con alimentos en oferta...
...Despuès, a conversar
con el invierno de lustrabotas
con la redenciòn -rigor mortis-
de un padre escèptico y vacio de doctrinas
con el alcoholismo del taxista varado en la plaza
de sus años tiernos,
con la limpidez de los cabros chicos.
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