Yo pregunto a Rimbaud por el devenir de la tristeza, le hablo a Rimbaud de los niños nàuticos que descienden de las olas, de los templos apocalìpticos donde la niña de agosto ontaba uñas verdes ven la mano de la luna, le hablo de los quince peldaños geogràficos de sus sueños quebrados, de sus sueños inevitablemente heridos, inevitablemente perseguida por quince estrellas rotas en la piedra.
Agosto es el ala de un àngel que crepita, agosto quince encuentros y màrgenes y latas de cerveza, lo que se mueve entre las rocas, Babilonia y sus quince deseos sumergidos bajo los muros de la luna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario