martes, 8 de enero de 2013

VICTOR MOLINA NEIRA/ LA MUERTE INSUFICIENTE

Es triste imaginarlo:
mi padre pudriéndose en la tumba....
Murió hace mucho tiempo.

El era joven todavía,
pero se hallaba prematuramente envejecido.
Yo era un adolescente.

Es triste imaginarlo:
mi madre pudriéndose en la tumba.
Ella murió hace poco.

Era una mujer de más de ochenta años.
Se mantenía relativamente joven.
Yo ere en cambio un anciano:

torpe en el caminar,
torpe en el ver,
torpe en el querer vivir.

Bien, sea como fuese,
puedo localizar sus tumbas
y visitarlas cuando me parezca,

un sábado, un domingo,
en Talcahuano o en Chillán
donde ellos yacen respectivamente.

Yo no tengo problemas,
y sin embargo nunca las visito
por mera negligencia personal.

Pero
es triste imaginarlo:
gente pudriéndose en ninguna parte.

es decir
sin tumba
conocida.

Padres, hijos, hermanos,
amigos, camaradas, vecinos,
obreros, abogados, profesores,
médicos, periodistas, poetas,
cualquier persona detenida
desaparecida
pudriéndose en ninguna parte.

Es decir,
en un sitio
no propio del hombre.

pienso en el lecho de un río,
pienso en una mina abandonada,
pienso en las arenas del desierto.

Es
triste
imaginarlo.

Lo más terrible es comprobar
que existe gente
no suficientemente muerta todavía.

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