Celestiales y blancas mariposas
descendieron de pronto una mañana,
invadieron los patios de mi casa
y el sonoro silencio de su fronda.
De los pinos volaron a la copa
siempre abierta y florida de la acacia,
para luego bajar en fila indiana
sobre el denso fulgor de cada rosa.
Solitarias, dispersas o en bandadas,
desplegaron sus velas de cuatro alas
a lo largo del día y de las horas.
Con mis ojos de niño las ví a todas,
sin saber que una a una ya volaban
en el patio interior de mi memoria.
Mi padre, Sergio Tauler estaria feliz y orgulloso de ver su poema en esta pagina.!
ResponderEliminarEste poema se refiere a su casa de infancia en Chillan, es hermoso y profundo como todo lo que el escribia.
Soledad Tauler G.