Salì de una aldea cercada por el trigo y la lluvia,
adonde volverè un dìa,
aunque sea por debajo de las piedras,
para quebrar mi imagen en los espejos
de las vertientes de Cautin.
Entonces, ya no leerè a Sartre,
estarè olvidado de las palabras.
Y Dios serà un gran girasol
preocupado de mis probres huesos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario