Hoy hay silencios invitados descubriendo adioses,
lobos, fantasmas habitando casas y estaciones.
A lo largo de calles,de mansiones, de mùltiples trenes,
tanteo las viejas anclas abandonadas en cauces de cenizas.
Sin embargo, entre muros de recuerdos derrumbados,
a veces habitan presencias sutiles que no evaden
el permanente asedio.
Escanciadas copas de miel, de besos repetidos
hasta el otoño me restituyen su solo temblor de cielo.
El amor suscita dentro ahora un amargor
de tiempo, de aceitunas, de lima,
hacièndome lejano y dèbil el sueño
y el presentimiento.
Llevado al punto donde la mano tocò dulzor
de sonrisas, debo caminar sùbita nieve,
resbalar ente oscura esperma y tumbas
y monedas tristemente abandonadas.
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