viernes, 11 de enero de 2013

FRANCISCA AGURTO/ DESESPERANZA

El fuego tiránico, verde casi, ensombrece el rostro de
tu hijo.
No le dejó ver el material profundo que yacía suelto
sobre las hierbas.
No le dió el olor a almendras.
No le abrazó en una tarde de lluvias yaguas purificantes.
No le darás el pan de cada día.
No le darás la leche de un pecho seco.
o le enviarás al colegio tarde o temprano.
No le entregarás su alma a los odiosos, a los testigos
voluntarios.
A veces por la mañana tengo sueños,
cabalgata como en las películas de john wayne arrancando
de los indios o viceversa.
Al despertar trato de descubrir en la inmensa posibilidad
de metáforas, y me pregunto cuáles son los indios
y cuáles los vaqueros,
quién el oprimido y quién el poderoso.
La libertad se introduce voraz en los corazones y los
amarra firmemente.
Creo que el futuro está tremendamente ligado con la
ambición y la apariencia.

Quiero creer que el futuro, el del Paseo Huérfanos,
pueda llegar a Lo Hermida o Pudahuel.
Quiero creer que el dolor no duele,
que el pan no se acabará,
que podré seguir haciendo la cimarra con mi vida,
desnuda y tranquilamente,
quizás la muerte se compadezca y pase luego a visitarme.

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