Mi vida es un misterio, lo porvenir ¿quién sabe?
Todo lo oculta el mundo tras de sombrío velo
¿A dónde va sin rumbos la solitaria nave?
¿A dónde el ave errante que surca el ancho cielo?
¿A dónde en este rudo combate de la suerte
el término hallaremos de tan fatal camino?
Un solo fin es cierto la isla de la muerte.
Olvido y paz eterna concede al peregrino.
Sin tregua es el combate, siempre la férrea lanza.
Sobre la frente alzarse miramos donde quiera.
Y solo por instantes la mágica esperanza
nos muestra el encantado país de la quimera.
Cuando de allá tornamos, el duelo es más profundo
más trágico el contraste, más honda nuestra herida.
¡Valor! Y prosigamos la marcha por el mundo,
Llevando resignados el fardo de la vida.
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