viernes, 4 de enero de 2013

FRANCISCO CONCHA CASTILLO/ PLEGARIA

Te sueño allá en las cumbres del Cielo, Madre mía,
como te vi6 en sus raptos la santa profecía
de estrellas coronadas que forman tu dosel.

El aire azul te envuelve en su cendal flotante,
vela a tus pies la luna como rendido amante,
la aurora es tu diadema y el sol es tu joyel.

Alfombra es de tus plantas la zafirina esfera;
tu aliento hace en el mundo brotar la primavera;
tu amor es de las almas perenne -juventud.

Si vislumbrar pudiese la humana criatura
tu hechizo irresistible, tu célica hermosura,
gozara en un instante de eterna beatitud.
la ardiente voz del ángel cual viva llamarada
se expande por los siglos en santa adoración.

Recojan nuestras almas sus ecos; y en tu nombre
iOh Virgen, que el sol viste! divina desposada
haz que halle siempre un lampo de claridad el hombre,
y un nimbo de esperanzas su pobre corazón.



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