domingo, 30 de diciembre de 2012

ANTONIO ORREGO BARROS/ EL AMOR

El amor asemeja a aquel estero
que, alegre y voncinglero,
se despeña de la alta cordillera:

en la pureza de las nieves nace,
su rauda y abundosa cabellera,
y de peña en peñón saltando, crece.

Su alud desaparece
en el verde gramal de la montaña.
Ya dilatado baña

el prado con sus mieses y verdores,
ya va regando flores
su linfa transparente,

ya apenas se desliza mansamente;
y ahondando, ahondando sin cesar su seno,

es más tranquilo cuando es más profundo
es más profundo cuando es más sereno”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario