lunes, 31 de diciembre de 2012

BORIS CALDERÒN/ AQUELLA NOCHE

Aquella noche
no eras la misma, de las alas
verdes.
Tu pobredumbre tocaba el fondo de mis
ojos
envolviéndome en círculos letales

Descarnadas aves volaban junto a mí.
La inexperta, la negra, me invitaba al
festín,
tocando mis hombros con sus alas de
topacio.

!Oh! !Su piel de vidrio
caminando sobre los huesos vacíos!
Yo estaba deshecho;
una piedra azul en mi garganta
la frente cubierta de ceniza,
transfigurado por la huida.

!Cómo despertar! !Oh dioses de espanto!
!Cómo despertar!
Una luna de asfalto caía a pedazos
sobre los flancos viscosos.

Me atisbaba
a través de los ojos del monstruo.
Mis huellas se hundían
al fondo de los planetas.

!Huye! !Huye! ululaba riendo.
La soledad empequeñece el espacio.
Vamos al hermoso patibulo
asediado de orquídeas.

Tendrás una muralla para tus ojos
y un pantano para que goces con tu
amada
Os daré dos arañas para vuestros dedos.

Eres el elegido, sígueme, sígueme.
Tardamos, lobo triste,
mañana es el gran festín.

!Oh! lobo lejano, sígueme,
que la novia espera, con su sexo de tumba.


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