jueves, 27 de diciembre de 2012

MARTA MORALES ALVAREZ/ CANSANCIO

Vagar por los caminos vestidos de bruma,
cubiertos de hojas secas que caen desde el alma,
suspendida en el aire como pasa en los sueños.
O marcharme una tarde diluida en las olas,
invisible y eterna como si hubiera muerto,
hundiéndome en el sol en incendio y silencio.
Olvidarme de todo, de mi nombre y el tiempo,
en los párpados bajos una venda de humo,
los oídos cubiertos de música celeste.
No mirar, no escuchar de miseria ni llanto,
alejar el mañana por penoso e incierto
y el recuerdo que oscila como llama en el viento.
Borrar todo lo que soy y he vivido,
ser estrella que arde solitaria y hundida
en la noche profunda de los siglos antiguos.

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