jueves, 27 de diciembre de 2012

CARLOS RENÈ CORREA/ EL ROSTRO

No puedo alzar el rostro
tan carcomido.
Me da pena lo mires, descubrirás su fatiga,
sus ojos de ceniza.

De la nariz, mejor no hablar.
Destruida cerca de la boca
que ha comido alimentos
para no morir en medio de la tierra.

Pero debo alzarlo, es mi estandarte
de lágrimas y lluvia.
Tiempo que urge a la ventana,
a la luz,
para contar en tu mano los años.

Mi rostro caído y levantado,
herido en el viento.
Dudo si lo alzaré el día del triunfo.

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