jueves, 27 de diciembre de 2012

GUSTAVO OSSORIO/ LLAVE ENCENDIDA

El extremo silencio de los ojos
Y ese ruido de la vida
Que no vemos
Que está
Innumerable y sin poder avanzar
Alrededor de los dedos
En las uñas y en el delirio
Me anuncian el aire indescifrable
Donde crece un árbol para dar sombra al sueño
El calor se apodera de nuestros secretos
Cae de la cara como una palabra
Como una arena iluminada
Le escucho
Soy su victima y le amo

El calor que ahuyenta la angustia exterior
Abre tu corazón como una definitiva lámpara
Y alza algo más el sol a fin de no abrasarte

Este es el prolongado ánimo de eternidad
Que hace la flor
O echa a volar su olor de indefinido azul

Pero hay el agua y la sal detenida
Hay la invisible serpiente en libertad
Que confunde las lenguas

No lo olvidemos si no queremos morir

Es que nunca entraremos
Nunca tendremos la fuerza para entrar a la revelación
Que nos ata las manos
Que rueda por la piel y se detiene en los besos?
Es que nunca tocaremos su entrada de dulce vapor?

Nunca si no desertamos del espejo
Que continúa el error de nuestro ser
Si no cerramos la historia con una gran llave negra
Si no abandonamos para siempre estos pájaros engañosos
Estos días crispados
Llenos de cavernas y palabras envejecidas
Por un breve rito y en contacto de tormenta
Para contener tu mirada
Para abarcarla y rodearla
Sin necesidad de ir y venir por tus ojos
Hemos de arder en el temblor sin término
Que asigna al aire mi respiración.

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