Esta ahì, junto al àrbol en otoño,
hija del corazòn, mi pensamiento
Pienso que eres el ùnico retoño
del torbellino de mi amor sediento.
y que viene el crepùsculo dorado
y que ahora la vida se me entrega
con un sabor de vino reposado
que da a beber samaritana ciega.
Seràs mujer cuando ya estè perdido
en apacible soledad obscura,
sin odio y sin olvido,
y no sabrè de tu pasiòn en ansias,
ni de tu primavera de dulzura,
ya alejado de todas las distancias.
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