Fue hijo de la raza legendaria que un dìa
surgiò bajo sus selvas de robles y de lumas,
fuera raza en que nunca se alzò una dinastia
de magnos Atahualpas ni excelsos Moctezumas...
Mùsculo de centauro, mirada hosca y bravìa,
corriera por sus venas la sangre de los pumas,
y erguido como un Hèrcules salvaje, se diria
un semidiòs de bronce coronado de plumas.
El encendiò la guerra bajo el boscaje glauco
y acaudillò a las hordas por las selvas de Arauco
blandiendo como un cetro la formidable maza.
Y ante la tribu llena del màs salvaje asombro
se irguiò bajo tres soles con un àrbol al hombro,
como una majestuosa sintesis de la raza...
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