Esta triste gaviota desolada,
sonora de silencios y de viajes,
nieve de espumas y oro de oleajes,
prodigiosa de fuegos coronada,
vuela como una niña atormentada
entre claros cristales y mirajes,
tristeza congelada en los paisajes,
de alguna playa ausente y destrozada.
Vuela con una languidez de pluma,
ave de estrella, corsa de la espuma
al sonoro cristal perlas tirando.
Y sin violar la espuma ni la estrella
breve ceniza de recuerdo es ella
que en aire desnudo va flotando
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