martes, 25 de diciembre de 2012

FRANCISCO DONOSO/ LA CIGARRA


Ebrio de aromas y de luz que abrasa,
este pequeño mineral viviente
da su chirrido ríspido y ardiente
en la rama frutal que el sol traspasa.

Todo clamor de trino lo rebasa,
su crepitar de leño, persistente:
¡qué doloroso su estridor se siente
cuando el cencerro de algún piño pasa!

Cae sangre de sol en los potreros
y al paso de los últimos arrieros
los pájaros sosiegan su hurañía.

Mas, la cigarra en su cantar persiste,
cada vez más monótono y más triste
ante la muerte cárdena del día.

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