miércoles, 26 de diciembre de 2012

ARMANDO ULLOA/ LEJANIA


Lejos está la sensitiva
que ungió mis horas de belleza,
la que heredó su aristocracia
del manto azul de las estrellas.

La que en sus manos luminosas
me dio a beber el agua buena
de la emoción; la que en mi boca
puso su amable boca ingenua.

¡Lejos está la sensitiva
que un tiempo fue mi compañera!
Pero a través de la distancia

su voz a mi memoria llega
en las nevadas de la luna
y en el temblor de las estrellas.

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