miércoles, 26 de diciembre de 2012

MARIA TAGLE/ XXIX

Sola en los puentes
patinados de noche,
agujereando el silencio con canciones alegres
para borrar las rayas de tu nombre.

Ah, tu nombre bordado en el viento,
naciendo en los anillos del agua,
y siempre adherido,
como un caracol de fuego a mi garganta.

Ah, tu nombre espesando los crepúsculos,
derribando las albas entusiastas,
quebrando flautas de sombra
a la orilla de cada palabra.

Lo aprendí el mismo día que la primera pena
tiró a mis ojos su ancla,
y escondido en la muerte sigue apagando estrellas
torcido, como un signo solitario, a mi alma.

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