He buscado una fuente de amor, y estoy sediento
Del agua turbia y fresca que nutre las raíces.
Como lana cardada por los dedos del viento
Se arrastran por el cielo las lentas nubes grises.
Amor –fruto maduro- no hay mano que te coja
Sin arañar el tronco ni desgarrar la hoja.
A trébol y a manzana
Huele el viejo jardín de la sabiduría.
La encontraré mañana,
Me digo cada día.
La tierra de mi huerta estará perfumada;
El agua de la noria, limpia y agradecida.
Mas, si te hallara un día, no te diría nada.
Y quedaría enfermo de ti toda mi vida.
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