martes, 25 de diciembre de 2012

LUIS FELIPE CONTARDO/ PEQUEÑOS

En la tarde, al amparo del alero
que en una paz de égloga se asila,
miro el grupo infantil que en el estero
mezcla al harapo gris la gasa lila.

Vuela al monte un zorzal, bala un cordero
y en el agua un fulgor trémulo oscila:
todos los niños buscan el lucero
y es una estrella azul cada pupila.

Después, en el misterio vespertino,
se abren, como alas, los pequeños brazos
y en todas las gargantas tiembla un trino.

Y esfumando el paisaje lugareño,
la noche ya desciende a los rebazos
mientras los niños ríen y yo sueño.

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