jueves, 27 de diciembre de 2012

HERNAN CAÑAS / INTERIOR DEL OTOÑO

Cada noche me miro como el otoño en un patio intimo.
Mis zapatos polvorientos abandonados en dulce despojo.
¿Quièn podria conocerme sin el semblante de mi camisa celeste,
desprendida como un miembro del cielo?

Aqui tengo hasta los ojos transparentes
y no me siento enfermo como el cristal.
Visitando mi habitaciòn màs querida
me hallo tan cerca del molino sin voluntad.

Sobre mi lecho invito a cenar alas de cisnes.
A aquellos ùltimos que se murieron de sed.
Desperecido muerdo una encomienda de frutas àcidas.
Y este viaje es tan duro por regiones obscuras
que el escozor lo obliga a desnudarse debajo de los pàrpados.

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