martes, 25 de diciembre de 2012

EMILIA SALAS ENSIGNIA/ EL TORDO


Ocarina de azabache.
Enlutado ruiseñor.
¿Para tu novia, en la tarde,
guardas tu arpegio mejor?

Narciso negro, en la rosa
corpiño de la gardenia
prende la trina sedosa
de tu garganta de ausencia.

Por los senderos del viento,
milano de alas veloces,
estibas con tus acentos
los veleros de la noche.

Vas con tu pájara mora
desgranando misereres
que tiemblan en las bordonas
de tus guitarras de mieles.

Faroles opalecidos
son tus ojos de pimienta.
Y en un alcázar de olvido
te aduerme la tarde menta.

Y te emborrachas de estrellas
libando en copas de aurora.
¿Pero nunca te desvelas
junto a tu pájara mora?

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