martes, 9 de abril de 2013

ANDRÈS ANWANDTER/ CLAVES PARA UN MONÓLOGO DE DOS



Caminábamos oscuros por la noche sola
de la mano de unos versos que cosían la boca
con un par de puntos a favor del silencio
-un juego de palabras-, la lengua
se hacía un nudo de hilo, para enredar
la metáfora de esas citas nocturnas
que se llevaban a cabo en parques,
cuyos nombres convertíamos en claves
o cruces para marcar el mapa
de nuestros desaciertos.

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