Han asediado al caballo
Ahora le tiran piedras, lo rocían con bencina.
Las luces de la ciudad encumbran el suplicio
Dejándolo a una altura cruel e inexorable.
Del noble animal
(Hijo de un hombre solo y una yegua cansada)
Sólo quedan las cenizas.
Han incendiado al caballo
La alegría se viste de cuero y de carne quemada
Los jueces sonríen y ofrendan la presa inmolada
Al dolor que no sabe.
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