Si alguna vez amor yo tuve alas,
y a ti me derramé como una lámpara,
fue antes de la muerte y su cosecha.
Antes que el polvo los ojos me comiera.
El tiempo en su alcohólica vendimia
aún no desgarraba las viñas de la furia,
y su racimo ensangrentado no caía
para mancharnos las manos y la boca.
¡Ay! De tanto amor y tantos días,
de tanto beso herido en sus raíces,
del mutilado sol de nuestros lechos
clavado entre el dolor y las cenizas.
Y tanta cicatriz no pasa en vano,
al corazón lo gastan ácidas espumas,
y donde el amor voló como una rosa pura
hoy caen amargos los labios de la ira.
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