Ese colibri marino
es tu primera piedra,
el simbolo de tu religiòn
-la religiòn de la gran voz-
y es màgico el hecho
de lo que veas con tus propios
ojos.
Agradece a las palabras este hecho
¡Cuàntos se diluyen en tal espera!
¡Què cordial aparece la libertad!
Entre sàbanas y sombras.
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