sábado, 30 de marzo de 2013

BERNARDO GONZÁLEZ KOPPMANN/ EN EL CUARTO DEL FONDO DESCANSAN LOS CAMINOS


"Hay heridas que duelen
cuando sanan"

Abre el día
y un aroma viejo escapa del pan amasado
como una bandada de tórtolas
afuera la neblina es un anciano ciego
que pasa tanteando las murallas
del armario destila miel y, yo, zángano
me robo los labios de las flores
sale una liebre del bosque y se pierde tras la loma:
por ahí me vine, por ahí me iré
creo que sólo necesitamos un breve momento para ser felices
y luego mendigamos ese esplendor de pueblo en pueblo
nadie podría decirme hoy cuál es la palabra más bella
Muere el día
y un buey se echa en su largo mugido, mientras
a oscuras el lucero enciende otro pitillo
a veces uno canta con golpes en la voz
mas, no se llega muy lejos
prefiero, entonces, la soledad de esta mesa
de donde siento pasos de ratas en el entretecho
a cualquier mentira que nunca podría ser piadosa
Yo te dije un secreto pero tú lo olvidaste
y olvidaste las figuras que bailaban en el agua
los círculos de la luna
los dedos del viento desabrochando el primer botón de tu sonrisa
Pasa el día...
Ahora, se derrumban las sombras sobre las llaves mohosas
que cuelgan detrás de la puerta del galpón

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