Los viejos amigos vuelven a casa.
Traen en su maleta hermosos libros
hechos a mano.
Un festin de sueños y mordiscos.
Otras fiebres los han contagiado.
Otros nombres de mujer.
Michelle, que bailaba en Paris
y viene a caminar a estas playas.
Estos poetas respiran otro aire.
Hablan en mùltiples idiomas.
No recuerdan giros criollos.
Garabatos de adolescencia.
Los viejos amigos quieren morder esta carne.
Sus hijos quieren volver a casa.
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